miércoles, 28 de octubre de 2015

Rosa de oriente
Calma le digo al tiempo, no vayas muy rápido,
 y déjame aprovechar este instante un poco más.
La distancia es larga y la ausencia más.
Declaro agitado mi corazón y en desasosiego  mi alma.
Es la noche dueña del brillo de tus ojos anclados en orión,
Es la brisa decembrina poseedora de tu risa disuelta en la música trasnochada de la ciudad.
Anda las manecillas del reloj compitiendo por un beso suyo, no las voy a dejar ganar.
Si tus palabras se dirigen hacia  mí, pon les una punta de plata, no olvides al lobo existente en mí.
El reloj ya quieto, tembloroso marca la eternidad flotante en el aula azul.
Y yo dormido en tu regazo, sereno cambiante.
Tu voz es mi placebo, tu cuerpo mi reino, tus cabellos mis espigas de oro.
Tus labios el dulce fruto de mi mesa y tu corazón el tesoro a rescatar.






CANNABIS MORTIS

Entre las montañas oscuras
Y sus árboles coposos,
Muestra la cara la luna
Y su tez pálida, tenue.
Sonriente  con su luz me arrulla,
Dibuja mi sombra sobre el frió asfalto.


Tal vez soy un salvaje sin nombre,
Transformándose  bajo su luz
O solo un ser alucinando
Entre la niebla negra de su mente,
Originada por el sucio fuego
Al  encender el diminuto papel,
Invocando ese  verde demonio habitante en él.


Mi alma se oculta e intenta escapar
Por el humo gris saliendo de  mí.
Juego a ser un ángel
Con sus alas inventadas y hechas de cannabis,
Vuela por la ciudad,
Sobre sus pesadillas,
Sobre mí.
Pero al final cuando el fuego se extingue
Y solo quedan cenizas
Mis ojos ardientes solo observan
A la luna sonriente sobre las montañas
Mi sombra alargada acariciando al asfalto
Y yo hundido en esta maldita realidad.









Lazos incomprendidos

En los lazos de la guerra,
Entre los juegos de la muerte
Te ame.
Con el silencio de mis miradas,
Que acariciaban tu cuerpo
Te explore.
Con el temor que reflejaban tus ojos
Me alimente.
Devore tus pasiones e ilusiones
Para poder comprender.
Por qué carajo de ti me enamore







silueta fugaz
Atrapada quedo  la luz de la luna menguante,
Entre  los vellos suaves y negros
 Debajo de tu ombligo.
Fugaz la silueta de tu cuerpo ardiente
Cual tizón vivo y latente.
Se paseó por el rio de sabanas
De este tálamo olvidado,
Reino de esos susurros y besos olvidados en otra piel.
Esa noche cuando la vela iluminaba  las dunas en tus tobillos, languideciendo tu figura y tu mirada se paseaba sobre esos retratos en la pared, ecos dormidos de otra vida, de otro gozo.
Esa noche cuando los lazos lujuriosos fueron desatados
Y una vez más  la batuta dirigió  a la orquesta.
Se escribió la música, en cada poro, en cada espacio, en cada labio, todavía observo la llanura de tu espalda, cuando me asomo en el balcón de los recuerdos.
Esa noche bebí de ti y tú de mí,
Los zumos de fruta fresca  de fruta en celo, de fruta embriagante y adictiva, Bebimos como dos ebrios navegantes de las calles vacías.
Esa noche de luna menguante cuando  entrelazamos nuestros  cuerpos desnudos y sudorosos, En una danza de deleite trémulo.


A veces

A veces en el silencio de mi soledad,
Escucho tu voz.
En la oscuridad de mi mundo,
Veo tu rostro.
En lo incógnito de la nada,
Siento tus besos.
A veces
 Una pequeña lágrima fugaz recorre mi cara,
Sinónimo de un llanto a tu pérdida  a tu lejanía.
A veces
Le pido al dios Hipnos permitirme soñar contigo,
Abrigarte en la fría tarde, refrescarte con mi aliento en el calor, besarte al anochecer.
Y al amanecer partir contigo a tus sueños.
A veces
Cojo esa vieja guitarra e intento sacarle un son,
Ese  que te hacía reír y olvidar lo pasado.
A veces solo a veces
Pienso en ti.


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