Ante
esos labios y ojos se caen las murallas de Jericó.
No
necesitas trompetas solo tu mirar y el deseo del moribundo combatiente, cuando
en tu boca quiere descansar.
Respóndeme
si en tus labios dejas anidar mi nombre,
Si
mis besos al aire llegan a tu piel, si los abrazos furtivos arropan tu cuerpo.
Y mi voz ausente se abriga en tu mente.
Dime
como colarme así sea vagamente en tu deseo,
Si
acaso todo es posible o solo es mejor parar.
Arraigada
estas en mi cuando el verano comenzó,
Con
raíz y todo estas incrustada en mi ser.
Releo
mis versos a la orilla del arroyo desierto,
Dime
mujer si mis palabras brillaron en tus ojos y pintaron de rosado tus mejillas,
mientras tus labios las nombraban.
Si
cada palabra se posesiono en tu cuerpo para el cual fue escrito.
Dime mujer si
esos versos te transportaron
Y te
hicieron volar etérea y bella, sensual y pura. Por las líneas de mis manos
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