Anoche
soñé con tu desnudez brillante bajo los cielos.
En
tu piel se reflejaban algunas constelaciones, y la bruma de la vía láctea se
tejía en tu entrepierna, cuando dos pequeñas lunas se dibujaban en tus nalgas.
Yo
solo era la presa y tú la cazadora, altiva y orgullosa.
Con los cabellos al aire,
La
piel serena,
Con
los senos equilibrados en el espacio y tiempo en un movimiento hipnotizante.
Era
yo la presa de tus dientes y garras,
De
tu hambre,
De
tu sed,
De
tus labios y piel desnuda.
Era
yo la presa de tu fiera escondida en la hojarasca de tu vestimenta,
Era
yo la presa de tu desnudez.
Tu
solo te balanceabas, con pasos firmes, suaves sobre la arena tibia.
Buscabas
el ahogo de mis gritos, olfateabas la angustia de mi pasión.
Te
deslizabas entre mis brazos sin ser mía,
Te
enredabas en mis vellos por un instante.
Anoche
soñé con tu desnudez brillante bajo los cielos,
Era
yo la presa y tú la cazadora.
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